
¿Una colina artificial?
Más que un verdadero monte, se trata en realidad de una colina artificial que en la parte más alta llega a los 49 metros de altura. Su perímetro es muy irregular y va desde los 250 metros en los lados más largos (los del este y del oeste) a los 180 metros por lo del norte.
No estamos hablando de una de las siete colinas de Roma sino de una que con todo derecho, y considerando su origen, podría ser nombrada tranquilamente como la octava. Estamos hablando de la colina del Testaccio puesta en la orilla izquierda del río Tiber no lejos de uno de los monumentos funerario más antiguo de Roma, o sea la Pirámide.
La colina de las ánforas
La colina debe su nombre al el hecho que está formada por entero con los fragmentos de las ánforas (en latín “testae”) que en la época romana los esclavos vaciaban durante las operaciones de descarga de las mercaderías en el cercano Emporium y que se han acumulado aquí por un periodo que va desde el siglo I hasta la mitad del siglo III d.de C..
La mayoría de los fragmentos pertenecen a ánforas procedentes de Bética, la actual Andalucía Las ánforas vacías que, por lo que se sabe, podían ser utilizadas una sola vez, las cargaban sobre carros que subían gracias a senderos y rampas hasta la cima. Muchos de estos fragmentos tienen los sellos de la fabrica imprimidos en sus superficies, otros tienes al contrario los Tituli picti pintados con pincel y de color rojo o negro gracias a los cuales sabemos la fecha consular, la tipología del contenido, el nombre del exportador y, a veces, el destino.
La colina antes y ahora
Durante la época medieval y renacentista en la zona alrededor de la colina se hacían espectáculos de varios tipos, entre ellos, también carreras de caballos y de toros. En otro momento histórico, fue el sugestivo escenario de una las representaciones mas impactantes de la Semana Santa romana cuando aquí acababan las procesiones y se realizaba con figurantes la crucifixión y la sepultura de Jesús. Es por eso que hoy en día en la parte más alta de la colina hay una cruz.
En el siglo XVII el Testaccio fu prácticamente transformado en un “frigorífico” de la ciudad y, bajo permiso especial dado por las autoridades, fueron excavadas en la base perimetral de la colina, algunas grutas para la conservación del vino (ya que en sus interior hay una temperatura constante durante todo el año entre 7 y 10 grados). Otro momento importante en la larga historia del Testaccio fue en los años 1938-42, pues en época fascista, cuando se empezaron las excavaciones arqueológicas en el Circo Máximo y se decidió de acumular toda la tierra quitada de allí en la cima de la nuestra con el resultado que hoy en los lados oeste y sur, hay mucha vegetación.
La colina es conocida también por los romanos actuales, con el sobrenombre de “monte dei cocci” o sea monte de los cascos y por cierto es uno de los lugares preferidos por los jóvenes, y no solo, ya que casi todas las grutas han sido transformadas en locales de copas, restaurantes típicos y discotecas.
Cómo llegar
Para poder llegar a la colina del Testaccio podéis usar la línea B del metro y bajar en Piramide. Una vez allí coger la Via del Campo Boario, flanquear las murallas antiguas y entrar en la Via N.Zabaglia. La colina está ya a vuestra izquierda.
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