
Mauro nos vuelve a sorprender con una maravillosa joya escondida de Roma, la Basílica de Santa Sabina, una visita obligada.
Cómo llegar
La basílica paleocristiana de Santa Sabina se encuentra en la Plaza Pietro d’Illiria en la cima de la colina del Aventino que, por cierto, junto con otra colina, la del Celio, representa uno de los lugares más tranquilo y espiritual de Roma.
Para llegar hasta la cumbre del Aventino es aconsejable ir andando bajando en la parada del metro Circo Massimo de la linea B y seguir en dirección de la Plaza Ugo La Malfa y subiendo por la Via di Santa Sabina.
El Jardín de los naranjos
Una vez que hemos llegados a la plaza, que es la primera que se encuentra, notaremos que a mano derecha hay una verja decorada en su lado izquierdo por una fuente realizada con restos antiguos. Pasando por la misma verja se entra en uno de los jardines más bellos, famosos y románticos de toda la ciudad (no es casualidad que sea muy fácil encontrar aquí parejas de enamorados!).
Su nombre “ Jardín de los naranjos” se debe a la numerosa presencia de estos arboles de fruto que fueron puestos aquí a partir del principio del siglo XIX. Si llegáis hasta la terraza-mirador podréis apreciar también una maravillosa vista del rió, del Trastevere, del Gianicolo, del Ghetto y de la increíble cantidad de techos y de cúpulas que tanto caracterizan esta ciudad!
La Iglesia
Regresando en la plaza nos encontramos en frente de la fachada de Santa Sabina, iglesia dedicada a una rica matrona romana del siglo IV que se llamaba por supuesto Sabina que en este mismo lugar tenia su casa.
La edificación de la basílica en el año 425 durante el pontificado del papa Celestino I (422-432)se debe al iniciativa del Presbítero Pietro d’Illiria que disfrutó no solo de parte de esta antigua vivienda romana, sino también de las 24 columnas procedentes quizás de un santuario dedicado a la diosa egipcia Isis u de otro dedicado a Diana y a Marte.
Santa Sabina representa el tipo más sencillo, pero perfecto, y mejor conservado de basílica paleocristiana a planta longitudinal de Roma: ejemplo raro en una ciudad que en su aspecto general, se puede definir renacentista y barroca.
Después del 1870, con la supresión de los monasterios en toda Italia, la iglesia fue adaptada a lazareto de propriedad del ayuntamiento, hasta cuando, por fin, entre el 1919 y el 1938 fue totalmente restaurada y expoliada de todos los adjuntos artísticos que habían sido realizados después de la época medieval.
La belleza exterior
Entre las muchas joyas artísticas que se pueden ver en esta increíble iglesia, merece la pena empezar por la puerta de entrada que está protegida por cristales. Se trata de una rarísima puerta esculpida – una de las pocas que existen en todo occidente – realizada en madera de ciprés que remonta al siglo V (año 432) aunque sabemos que fue restaurada en el 1836.
En los 18 paneles sobrevivientes están representadas las Escenas del Antiguo y Nuevo Testamento estrechamente ligadas las unas a las otras siguiendo un esquema de predicción cumplimiento. Pero hay una curiosidad. Si nos fijamos en la escena del Pasaje del Mar Rojo notaremos que la cara del faraón que está a punto de ahogarse, ha sido transformada y adaptada en la de Napoleon Bonaparte! Es evidente que el responsable de la restauración del siglo XIX, por evidentes motivos religiosos, tenía un odio profundo contra el emperador francés a pesar que había muerto ya desde hace más de 15 años!
La maravillosa decoración floreal que hace de cornisa a las varias escenas, fue inspirada por el famoso tratado de botánica de Dioscoride, medico griego del siglo I.
El interior
Una vez que hemos entrado en la basílica tenemos que admirar la otra joya que se conserva por en cima y en el medio de la contra fachada. Se trata del magnifico mosaico del siglo V en el cual se puede leer la inscripción dedicatoria con letras doradas que está flanqueada por dos figuras femeninas que llevan cada una un libro abierto.
Bajo los pies de estas dos figuras aparecen dos frases que nos ayudan a identificar a las dos mujeres como símbolos respectivamente de la iglesia de origen judío (Eclesia Ex Circumcisione, a la izquierda) y la de origen pagano (Eclesia Ex Gentibus, a la derecha): ambas forman la Iglesia universal fundada por Jesús Cristo. No dejáis de apreciar también la decoración paleocristiana hechas con mármoles antiguos de la nave central y en el suelo el sepulcro policromo, único caso en Roma, del Fray Muñoz de Zamora, Maestro General de los Dominicos que murió en el año 1300.
A la historia de esta iglesia pertenece también la del celebre Santo Domingo de Guzman que al principio del siglo XIII plantó en el jardín de Santa Sabina un árbol de naranjo traído de España que todavía florece!
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