
Desde hace ya varios años las restauraciones suponen en más de una ocasión hacer importantes descubrimientos científicos que, en algunos casos, llegan hasta a poner en discusión enteras paginas de la historia del arte.
Es lo que ha pasado por ejemplo con los frescos de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina, así como por otro importante ciclo de pinturas que cubren totalmente la Capilla de S. Catalina en la célebre Iglesia de San Clemente a unos pasos del Coliseo.
Famosos historiadores del arte italiano, habían pensado que los autores de estos frescos, realizados entre el 1428 y el 1430 por voluntad del cardenal Branda Castiglioni, eran Masolino da Panicale y Masaccio poniendo así nuestra capilla (que es la primera a la derecha si entráis por el acceso lateral de la iglesia) entre las obras maestras del Renacimiento Romano.
Historia
La restauración ha permitido poner otra vez a la vista de todos los visitantes, los colores originales que son brillantes y luminosos y a la vez también con tonos derramados y delgados. Antes de hablar en detalle de los frescos, es mejor contar algo de esta capilla. La historia empieza en el 1427 cuando el cardenal Castiglioni, decide de dedicar una nueva capilla a S. Catalina de Alejandría, protectora de los estudiantes. Esto no fue casual ya que el mismo cardenal había fundado un colegio especial para estudios universitarios algunos años antes. Para la decoración de la capilla, llamaron al pintor Masolino que creó uno de los ciclos más completos sobre la Santa.
Los Frescos
En la pared de la izquierda hay escenas que tratan de la vida de S. Catalina, una mujer de rica familia originaria de Alejandría en Egipto, que vivió en el siglo IV y que fue mártir durante la época del emperador Majencio. En la primera escena está la Santa que no quiere hacer sacrificios a los dioses paganos, en la siguiente Ella explica sus teorías cristianas en frente de una asamblea formada por cincuenta filósofos paganos (cada uno representado con un uso increíble del claro oscuro), en otra mientras convierte a la verdadera fe la emperatriz y en las últimas dos mientras sufre el martirio.
Al principio se pensó matarla poniendo su cuerpo por encima de una rueda con dientes de metal pero un ángel intervino y la salvó, luego se ordenó a los soldados decapitarla. En la pared opuesta el protagonista es S. Ambrosio: Masolino aquí ha representado el nacimiento del Santo, su nómina como obispo de Milán, su estudio privado y su muerte.
Pero la obra más significativa de toda la capilla, que es la que ocupa la pared frontal y que atrae al espectador por su tamaño espectacular, es la Crucifixión. La escena es puesta en un sobervio paisaje con montañas y varios personajes y es precisamente aquí que los estudiosos habían pensado en una colaboración entre Masolino y Masaccio, sobre todo mirando la diferencia estilística que hay entre la parte de arriba con la de abajo y que está dominada los tres crucificados que aparecen aislados en un cielo con pocas nubes. Los resultados de la restauración han quitado totalmente la mano de Masaccio, artista que en Florencia fue el primero a humanizar de manera realísticas las figuras dando volumen y tridimensionalidad a las mismas a través de un uso perfecto del claro-oscuro (tanto que Miguel Ángel cuando era pequeño iba en la iglesia florentina del Carmen, para copiar los frescos de este artista revolucionario) confirmando así definitivamente que el autor de toda la capilla (pues también de los cuatro evangelistas de la bóveda) fue el solo Masolino.
Información práctica
Dirección: Via Labicana, 95, 00184 Rome
Web San Clemente: www.basilicasanclemente.com
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