
Santa Maria in trivio de Roma
Una pequeña iglesia, que pasa desapercibida junto a la Fontana de Trevi, que alberga tesoros de gran valor artístico.
Un tesoro junto a la Fontana de Trevi
Perdidos en el caótico ruido de los miles de turistas que cada día y en cada hora admiran la maravillosa Fuente de Trevi, normalmente nadie hace caso a una pequeña iglesia situada a mano izquierda respeto a la misma Fuente a pesar que en su interior se conserva una de las obras pictóricas mas interesantes y bonitas de toda la época barroca romana.
Se trata de la iglesia de Santa Maria in Trivio (el nombre trivio se debe al hecho que en esta zona llegaban tres vías).
El edificio
Su sencilla fachada renacentista obra del arquitecto manierista y colaborador de Miguel Angel Giacomo del Duca que la terminó en ocasión del jubileo del año 1575, fue definida por los contemporáneos “obra curiosa y de aspecto provincial”.
En efecto sus reducidas dimensiones mal se insertan en el contexto urbanístico y monumental de la ciudad, normalmente caracterizado por edificios civiles y religiosos de aspecto grandioso (y quizás será por eso que pasa totalmente desapercibida). Pero a veces es en iglesias como estas, donde es posible ver y apreciar más de cerca las decoraciones, los altares y las pinturas.
Los orígenes del edificio se pierden en la memoria: según la leyenda fue el general del emperador Justiniano, Belisario, que en la mitad del siglo VI toma la decisión de edificar la iglesia para obtener el perdón de todos sus pecados. Con el pasar de las distintas épocas (desde el siglo X y hasta la segunda mitad del siglo XVII) varios fueron los acontecimientos artísticos que caracterizaron la historia del edificio sobre todo cuando fue nombrado general de la orden de los Clérigos Regulares Ministros de los Enfermos, que en la iglesia instalaron la sede de sus Noviciado, Stefano Garibaldi.
En los pocos años que van desde el 1657 y hasta el 1670 la pequeña iglesia ve totalmente modificado su conjunto decorativo interno siguiendo así los nuevos cánones estéticos establecido por la Contrarreforma Católica.
La bóveda, el gran tesoro de la iglesia
Para realizar la pintura de la bóveda – que hoy en día representa por supuesto la joya absoluta del edificio – fue llamado en el 1669 el importante artista barroco Antonio Gherardi (Rieti 1638- Roma 1702).
Actualmente esa obra se considera como su obra maestra donde es posible ver mezclados en una armonía perfecta, todos los elementos típicos del arte veneciano del Tiziano y sobre todo del Veronese con sus colores fuertes, con sus efectos de perspectiva espacial (trampantojo) que crea imágenes ilusionistas de gran impacto visual dominadas por la elegancia de las figuras y de las posturas.
Todos estos elementos fueron aprendidos por el mismo Gherardi observándolos en directo en su viaje en Venecia, donde estuvo en el 1668. El techo de la iglesia de S. Maria en Trivio presenta en la zona central pinturas con temas sacados del Nuevo Testamento puestas en relación con la Virgen Madre de Dios. Se trata de tres grandes telas que representan la Presentación al Templo, la Circuncisión y la Anunciación.
En los penachos derechos hay pintada con la técnica del fresco, la Natividad de la Virgen, la Huida de Egipto e la Adoración de los Magos; mientras en el lado opuesto tenemos la Visitación, Jesús entre los Sabios del Templo y la Sagrada Familia. Figuras de ángeles se alternan entre una escena y otra. En dirección del altar, en el arco mayor, una maravillosa Gloria de ángeles en estuco materializa el importante tema del Triunfo de la Cruz.
Todas estas pinturas son encuadraras por bellísimos marcos igualmente en estucos dorado con el motivo muy original de mascaras y óvulos que dan un efecto general de equilibrio compositivo y policromo a la bóveda que de verdad es único en toda Roma.
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